La educación más que cualquier otro recurso de origen humano es el gran igualador de las condiciones del hombre, el volante de la maquinaria social

martes, 8 de junio de 2010

El Poder de los Números



Pues bueno, se preguntaran el por qué del título del artículo, espero que al final de la lectura puedan comprenderlo.

En estos días, donde casualmente se juntaron varios sucesos que nos atañen a todos como salvadoreños, y es el primer año de presidencia del señor Funes, la tormenta Agatha y como ya viene siendo costumbre los continuos homicidios de las cuales son víctimas los motoristas y cobradores del transporte público.

Resulta un tanto ilógica y casi una falta de respeto el matizar una buena gestión presidencial en base a números, que el PIB aumento un 2%, que el índice de muertes diarios disminuyo en un 10%, que la tasa de mortalidad de los niños bajo no se que otro porcentaje. Se dice que los trabajos de mitigación dieron resultado, ya que en otras épocas se dieron más damnificados; hoy solo murieron 80 personas. Será tanta la poca importancia que tenemos para el gobierno, los medios de comunicación y no me refiero solamente a este gobierno, esto que nos sucede se ha venido dando desde antes que naciera y aún con el desarrollo que se tiene aún no logramos hacer nada.

Los seres humanos gracias a un poder supremo que está por encima de todos, significamos más que un número.

Por otra parte, si tu CUM es arriba de 8, tienes casi asegurado un buen trabajo o por lo menos te toman en cuenta en el futuro. Será que un 10 me dice que tanto una persona sabe, pues la verdad es que no es así y lo digo por experiencia propia, a cuantos no le hemos regalado una nota que no sudan ni merecen, cuántos son privilegiados por los maestros, cuantos ocupan puestos que no deben de usar, nada más porque no son capaces. El éxito va más allá de una nota, nosotros somos más que un número que no dice absolutamente nada, y si no pregúntense cuantas veces han obtenido una nota que nunca se esperaban o peor aún, que es más nota de mi compañero que mía.

Eso, es parte de la mediocridad en la que estamos inmersos. Como decía mi abuela: “Deja de andar saludando con sombrero ajeno, todo cae por su propio peso y duele más engañarse uno mismo”.

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