La educación más que cualquier otro recurso de origen humano es el gran igualador de las condiciones del hombre, el volante de la maquinaria social

viernes, 2 de julio de 2010

Memoria 3



Memoria 3
“El cigarro es mejor que el café”


Entre balas, bombazos, muertos por aquí y muertos por allá, era realmente difícil conciliar el sueño, y vaya que es difícil, si hasta ver juegos diabólicos me impedía dormir, más ahora que estoy viviendo en carne propia el infierno.
Tnte. Alfredo


Alfredo tenía más o menos 3 meses de tener a su cargo un batallón de infanteros y había ya un poco más de los 3 que él no veía a su familia más que por la foto de su esposa que siempre cargaba en su bolsillo, junto con una tarjetita, donde había escrito su nombre completo, su tipo de sangre, su lugar de nacimiento y una frase que decía: “Morir en batalla es morir con la frente en alto”; los soldados siempre lo admiraban, ya que a su corta edad, 21 años, hablaba como un capitán o un coronel inclusive; Alfredo sabía que los 50 hombres que estaban con él, eran sus amigos, sus hermanos, su familia y que se debían proteger unos con otros.

El oriente del país, siempre fue la zona más asediada por la guerrilla, donde se libraban los más fuertes enfrentamientos entre la guerrilla y la Fuerza Armada. El batallón Belloso, estaba conformado por más de mil efectivos, armados hasta la madre, los G3 eran los preferidos, pero los M-16 sacaban de aguas también.

Alfredo y sus 50 hombres eran parte de este batallón, la misión de hoy era hacer caminos de reconocimiento y sacar a guerrilleros que se tomaban algunos pueblos.

Tras una semana de andar en el monte, aún no se habían encontrado con ellos, había sido tranquila la semana, pero sabían que no duraría mucho. Llegaron a un pueblecito ahí por Usulután, buscando para Berlín, la niña Teresita como le decían los vecinos los recibió ese día, todos se sentaron a descansar, Alfredo dijo: “Hay que asegurar la zona”. La señora les ofreció comida, agarren la gallina que sea y se las hago en sopa dijo……. Ese día había sido el primero tras meses que ellos probaban algo distinto que no fuese jamón, maíz o cualquier otro tipo de comida enlatada que se venga a la mente.

La niña Teresita les dijo, “No han de andar lejos, ayer estuvieron por acá, eran como 200”, Alfredo se sorprendió, el cabo, al que todos le decían Fuerzas Perras, silbo y dijo: “Jueputa, me van a sobrar balas todavía” y luego se tiró un carcajada mentirosa, entre nervioso y agitado. Ese día pasaron la noche en el pueblecito, afuera de la humilde casita de niña Teresita, sabían que al amanecer volvían a tirar su suerte al aire.

Pues bien, no todo es bueno, o por lo menos no para algunos, en guerra no se puede confiar ni en la sombra, había que quedarse haciendo centinela durante toda la noche. Entre tragos de agua, suspiros y recuerdos de la familia, Alfredo les decía a 3 soldados: “Puta, en este trabajo no debe hacer falta, unas buenas botas, un fusil bien aceitado, los webos bien puestos y los cigarritos, estos te mantienen despierto y puta que pegan, mejor que el café de mi abuela”.

La radio comunicadora comenzó a esparcir gritos, Alfredo corrió rápidamente, lo tomó y escucho: “Mi Charlie, apoyo”, tomaron sus armas y el batallón se dirigía a darse unas gotas de adrenalina pura, eran 50, difícilmente niña Teresita iba a volver a preparar 50 tortillas de maíz en comal.

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