La educación más que cualquier otro recurso de origen humano es el gran igualador de las condiciones del hombre, el volante de la maquinaria social

viernes, 2 de julio de 2010

Memoria 4



Memoria 4
“Es carne de chancho, putas, mejor no me arto”


Luego de tres horas de camino, en busca de dar apoyo al batallón 3 de infantería, llegaron al punto de referencia, desgraciadamente era tarde, el enfrentamiento había terminado y consigo trajo la lluvia, esa tan anhelada lluvia para los sembradores de maíz, para los que duermen en casa y viven bajo techo, pero la tan odiada para aquellos a los que se les yeden los uniformes, para aquellos que lava la sangre del herido y revive la herida debido al ardor. Eran 23 los muertos y como 8 los heridos, aquellos que estaban sin un pie, sin un ojo o ambos, sin una mano y todavía la buscaban, Alfredo sabía, que los heridos del alma eran difícil de contar en ese día.

Pero como ha de ser lógico en toda guerra siempre deben existir dos bandos y por ende dos tipos de muertos, el de este lado y el del otro lado; y del otro lado habían muertos también y por supuesto heridos, algunos los dejaban tirados, otros se los alcanzaban a llevar. Alfredo subió a una piedra que tenía una inclinación, con la cual se divisaba un panorama envidiable, lastima el paisaje, Alfredo bajo de la pierda se hizo a la orilla y vomito, y como no lo iba a hacer, si del otro lado un chancho pero como que si fuera vaca de grande, se estaba haciendo un manjar con las tripas de un guerrillero a la orilla del riachuelo que pasaba por el cerrito.

Luego de unas 4 horas y tras haber encaramado a los 23 muertos y auxiliado a los otros tanto heridos, el batallón salió del cerro, iban directo para el cuartel, les habían informado que por primera vez después de seis meses iban a tener licencia, es decir, algo así como un permiso, vacación pues. Al llegar a la carretera, en la curva una señora se acerco a Alfredo y le dijo: “Tomé son 3 colones”, Alfredo la observo y le dijo: “Que es eso”, ella le contestó “Carne, de tunco, tome, ya todos comen”, Alfredo vio a su alrededor y se dio cuenta que fuerzas perras, la gata y otros soldados más estaban comiendo con que ganas la carne, Alfredo se recordó de algo que había observado horas atrás, sonrió y le dijo a la señora “Webos, mejor no me arto”.

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